El Parque Rural de Anaga es una de los sitios más espectaculares que he visitado por el momento en la isla. Llegar con el coche por esas carreteras sinuosas, adentrarse en la niebla y perder el contacto con la realidad es todo uno. Parece increíble que en un espacio reducido como pueda ser una isla se puedan encontrar a distancias de media hora en coche paisajes tan diferentes como el desierto volcánico del Parque Nacional del Teide y este frondoso bosque de laurisilva, que es como se llama la vegetación propia de la zona.
Un paisaje de cuento en esta isla para perderse cualquier día... ¿Me acompañáis?
Nota científica: Laurisilva es un nombre precioso para llamar a la mezcla de brezo, laurel y helechos que tapiza el suelo y el cielo del parque de Anaga. Y leo asombrada que se da también en los alrededores de las cataratas de Iguazú, Madeira y Cabo Verde, entre otros sitios... Una muestra más de que para encontrar grandes tesoros no hay que ir muy lejos.
Ya tienes el paisaje (Dios, cómo me llama ese paisaje, cómo me gustaría perderme en él un ratico). Ahora te falta escribir el cuento, ¿te animas?
ResponderEliminar