jueves, 18 de febrero de 2010

Crónica de unas nubes anunciadas




Estos días de poca actividad bloguera los estoy pasando en el observatorio de Calar Alto. Mi trabajo me ha llevado no sólo a Teruel, sino a hacer la ruta de los telescopios del mundo (Almería, La Palma, Chile y Hawaii, no me puedo quejar, ¿verdad?).



Calar Alto fue el primer sitio donde me llevaron a observar y que recuerdo con especial cariño. Lo que no recuerdo con tanta alegría son las noches nubladas, la incertidumbre por la mañana por si el viento permitirá abrir las cúpulas y las horas muertas esperando un milagro metereológico. Las largas noches de no observación hace crear lazos especiales y la residencia del observatorio de repente pasa a ser el escenario de una especie de Gran Hermano de astrónomos... Ahora recuerdo el chocolate con churros que preparamos una de esas noches, unas estupendas copas de vino para olvidar el mal tiempo, anuncios por palabras colgados en internet, confesiones culinarias, músicas del mundo... soluciones creativas para hacer más llevaderas estas largas noches observación :-)

1 comentario:

  1. Suena muy, muy apetecible. Desde luego, mucho más exótico que dormir a trompicones porque cada vez te despierta uno de tus tres hijos :)

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